Entrevistas

24 DE JUNIO DE 2025 | PSICOANÁLISIS JURÍRICO

El psicoanálisis en Chile con una perspectiva jurídica

Entrevista a Mónica Gabler Cruz, CoFundadora de IPSIS, en Santiago de Chile, quien integra el psicoanálisis con la práctica pericial y el mundo jurídico.

Por Lic. Prof. Carolina Duek
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-¿Qué lugar tiene el psicoanálisis en Chile?

-En Chile existe una amplia difusión del pensamiento psicoanalítico, a través del trabajo que se realiza tanto en las universidades como en las sociedades e instituciones de orientación psicoanalítica. Por ejemplo, en lo que respecta a la carrera de Psicología hay universidades que están dedicadas a la transmisión del psicoanálisis a estudiantes de pregrado, con lo que los alumnos desarrollan una comprensión analítica de los fenómenos humanos. Sin embargo, esta enseñanza se circunscribe a psicólogos, dejando fuera otras disciplinas que podrían beneficiarse de una comprensión psicoanalítica de las problemáticas humanas. También hay sociedades psicoanalíticas cuyo objetivo es la formación de analistas mediante programas especializados. A su vez, existen instituciones centradas en la práctica clínica y en la difusión del psicoanálisis, que ofrecen formación tanto a psicólogos como a profesionales de otras áreas —docentes, trabajadores sociales, médicos (psiquiatras, pediatras), abogados, entre otros—. Se parte del supuesto de que, al trabajar con infancias, estos profesionales se benefician del conocimiento y aplicación de nociones psicoanalíticas fundamentales, como el desarrollo emocional temprano, la sexualidad infantil, las condiciones que facilitan o dificultan el aprendizaje, y los efectos del abuso o maltrato infantil. Tal es el caso de IPSIS.

-¿Cuáles son los fundamentos del Instituto de Psicoanálisis de Santiago (Ipsis)?
-IPSIS se funda a partir del interés por el estudio, la transmisión y la aplicación del psicoanálisis, tanto en la clínica individual como en el ámbito jurídico. Desde esta perspectiva, desarrollamos un enfoque comprensivo de las problemáticas que enfrentan las familias en contextos judiciales. Nuestro objetivo en este campo es la prevención y protección de la salud mental infantil. Por ello, no solo trabajamos en el diván dentro del consultorio, sino también extramuros, es decir, mediante peritajes e intervenciones psicojurídicas. Sostenemos que el psicoanálisis ofrece una estructura teórica privilegiada que permite pensar y ofrecer una alternativa terapéutica no directiva ni normalizante en el ámbito psicojurídico, al centrarse en el reconocimiento de la subjetividad implicada en los conflictos familiares judicializados y en la puesta en evidencia de sus determinaciones inconscientes.

-¿Cómo combina el psicoanálisis con la evaluación pericial?
-Me parece importante señalar que la relación entre el psicoanálisis y el mundo jurídico es antigua: fue inaugurada por el propio Sigmund Freud, continuada por sus discípulos directos y desarrollada por numerosos representantes del pensamiento psicoanalítico hasta la actualidad. Desde esta perspectiva, sostengo que el pensamiento analítico permite comprender las determinaciones inconscientes que subyacen a los conflictos familiares judicializados. Esta lectura posibilita ofrecer alternativas de resolución integradas en el contexto histórico de los sujetos y ajustadas, además, al momento del desarrollo emocional en el que se encuentran. Por ejemplo, si un niño fue abandonado por su padre al año de vida, y este solicita retomar el vínculo tras tres años de ausencia, no solo será relevante comprender los motivos de dicha ausencia y sus efectos en la madre y en la díada madre-hijo, sino también transmitir al tribunal que la paternidad no se reduce a lo biológico. Se trata, más bien, de una operación psíquica atravesada por deseos y conflictos, donde los lugares de padre e hijo pueden o no ser asumidos. Asimismo, será esencial señalar que, dado que el abandono ocurrió en una etapa en la que aún no se había consolidado la constancia objetal, ese padre será una figura desconocida para su hijo, por lo que no generará confianza. En consecuencia, cualquier intento de revinculación deberá ser progresivo y respetar los ritmos y necesidades del niño. Otro ejemplo se refiere a los motivos por los que una niña víctima de abuso sexual por parte de su madre no debe mantener contacto con ella. El abuso sexual incestuoso constituye una experiencia de la que no se puede escapar, lo que desorganiza las defensas psíquicas. Así, se pone en riesgo la integridad emocional de la niña, y mientras más expuesta esté al vínculo con la agresora, mayor será el daño. En ambos casos, se trata de ofrecer al tribunal herramientas comprensivas que permitan al juez tomar decisiones fundadas no solo en el marco legal, sino también considerando lo que favorecerá un mejor desarrollo psíquico para ese infans.

-¿Cómo surgió su interés por las habilidades parentales?
-Desde los inicios de mi práctica clínica hasta hoy, he recibido a adultos que consultan por distintos grados de sufrimiento vinculados a la parentalidad, en la medida que este es un trabajo psíquico que tensiona las distintas instancias del aparato psíquico. En este contexto, es habitual que emerjan angustias relacionadas con la dependencia y vulnerabilidad del bebé; con los cambios que implica, para la pareja, dejar de ser dos para convertirse en tres; con las transformaciones en la realidad y en la fantasmática del cuerpo; y con los montos de agresión que inevitablemente se movilizan en ese vínculo, entre otros aspectos. El trabajo clínico se orienta a comprender los determinantes sociohistóricos e inconscientes de dicho sufrimiento, lo que incluye la novela familiar del analizante, el lugar que ocupa el hijo o la hija en su deseo, y el modo en que ese sujeto se vincula con la ley y la prohibición. Por ejemplo, si una madre consulta porque el llanto de su hijo le provoca una angustia inmovilizadora, será necesario indagar si ese afecto está asociado a la intolerancia frente a su propio desvalimiento, o si se trata de un movimiento defensivo frente a un superyó punitivo, entre otras posibilidades. Para comprender esta dificultad, será necesario recorrer la historia de esa díada, la historia de esa madre, y la historia de esa madre en tanto hija. No se trata de instruir ni de sancionar, sino de interrogar cómo estos elementos se ponen en juego en el vínculo parento-filial. Esta lógica de trabajo contrasta con el enfoque predominante en el ámbito psicojurídico chileno, donde el discurso suele estar marcado por una visión normativa, punitiva e idealizada de la parentalidad. Así, tanto en el sistema público como en el privado, muchos progenitores son infantilizados mediante procesos terapéuticos que buscan "enseñarles" a ser padres, como si la paternidad pudiera reducirse a un catálogo de prácticas deseables o indeseables, sujetas únicamente a la voluntad y al registro de la conciencia.

Mónica Gabler Cruz es Psicoanalista, Magíster en Psicología. Perito Jurídico - forense, Magíster en Psicología Clínica. CoFundadora de IPSIS, Santiago de Chile

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